La historia de la opera se corresponde esencialmente al movimiento Barroco, tuvo sus antecedentes en diversas formas de representación que provenían del Medioevo y el Renacimiento.
Así, entre los antecedentes de la ópera, pueden citarse los ‘dramas litúrgicos’ que surgieron a mediados del siglo IV, en los oficios religiosos. Con el objeto de fortalecer la fe, se exhibían alegorías en donde los monjes representaban historias sagradas. Más tarde, estas manifestaciones dramáticas pasaron a representarse en los atrios de las Iglesias. Estas representaciones denominadas ‘Misterios’ abandonaron el latín para utilizar las lenguas vernáculas e incorporaban a la puesta coros y música instrumental.
Y entre las vertientes profanas, deberíamos mencionar a los ‘Juegos’, que eran representaciones con algún margen de improvisación que, incluyendo partes cantadas y otras habladas, abordaba temas sentimentales, satíricos, bufonescos e incluso cómicos. Una obra emblemática de este género fue le ‘Juego de Robin y Marion’ de Adam de la Halle en el siglo XIII. También fueron un antecede las ‘mascaradas’ espectáculo basado en el enredo en el cual intervenía la música y la danza; y los ‘entremeses’ que eran pantomimas que solían representarse en los banquetes de lo señores, en los intervalos que mediaban entre plato y plato para disfrute de la concurrencia.
Así como los diálogos de antiguos diálogos de pastores en la antigüedad se trasformaron en las tragedias de Esquilo y Eurípides, los espectáculos medievales condujeron a los dramas de Shakespeare, pero también la extensión de los romances y poemas épicos, a menudo retóricos, complicados, de estilo extremadamente preciosista e incluso artificialmente tediosos. En este contexto, triunfarían las comedias de Plauto y Terencio en las que el retrato estereotipado de personajes populares y tradicionales, serían el antecedente de la ‘Comedia del arte’ bufonada improvisada, cuyo objeto principal era la evasión y el entretenimiento.
En las ´Comedias del arte’ comenzó a prevalecer la necesidad de utilizar música monódica porque esto permitía que se destacara una sola voz, de modo tal que los textos fueran entendibles para el público dentro del relato dramático.
La admiración por la cultura clásica, es sin duda un factor que no puede dejarse de mencionarse. La literatura y la poesía griegas, aunque lejos del alcance de las clases populares, marcó el interés de los intelectuales de la época, despertando en los círculos privilegiados de nobles y artistas florentinos el deseo de extender el Renacimiento a las representaciones teatrales.
Fue en la casa de un noble, el conde Juan Bardi, en donde se estudiaron algunas tragedias griegas para traducirlas y realizar nuevas interpretaciones.
La presencia del coro en el teatro griego, exigía necesariamente una reinterpretación porque no disponían de partituras musicales, entonces, se crearon piezas que pudieran acompañar los textos. Para ello se prefería la simplicidad monódica que favorecía la inteligibilidad. En realidad, hoy se sabe que el coro de las tragedias griegas era más hablado y dialogado que cantado y que el acompañamiento del instrumento (el aulos, de notoria debilidad sonora) no era importante dentro de la composición, pero ese factor era desconocido en tiempos renacentistas.
De esta forma, tomando como punto de partida lo que suponían pudiera haber sido la representación en la antigüedad clásica, montaron un espectáculo al que llamaron ‘drama en música’ del cual derivaría la ópera. Las primeras obras de éste género antecesor fueron ‘Dafné’ (1524) de Pieri y Caccini y ‘Eurídice’(1600) de Peri y Rinuccini.
En estos ‘dramas en música’ predominaba la palabras y el ritmo de los versos. La música, se hallaba en segundo lugar y no consistía en melodías independientes sino en un acompañamiento discreto que enfatizaba las palabras.
Hasta entonces, los espectáculos siempre habían estado inspirados en temas religiosos o profanos. Este nuevo género, retomaba temas clásicos y es esta la razón principal de su éxito. En las cortes renacentistas europeas, notablemente influidas por el humanismo
En síntesis, las características centrales de este nuevo género fueron:
1.El empleo de la lengua vulgar (toscana) para el recitado o el canto en lugar del latín, el idioma oficial al que solo accedía la élite.
2.Las palabras se comprendían con claridad. Al contrario de lo que sucedía con la polifonía en la que la superposición de voces hacía ininteligible el contenido textual.
3.El acompañamiento musical, se realizaba con instrumentos de cuerda de manera tal que la percepción del texto no se perturbaba.
4.Los temas mitológicos reemplazaron a los religiosos y profanos.
Nacido en Cremona, en 1567 fue un músico de extraordinario talento. En 1590, estrenó su ‘Orfeo’ que es la primera obra que técnicamente puede ser considerada representante del género. En 1608, estrenó ‘Arianna’ uno de cuyos pasajes, el ‘Lamento de Arianna’ es particularmente célebre.
En la obra de Monteverde, hay también momentos recitativos, pero el canto es lo que predomina. Sus composiciones tienen el mérito de adaptar los dramas mitológicos al alcance del gusto y la mentalidad de la época.